Qué feliz noche me acompaña
viendo esa alegría en tu rostro.
El día se hace más apacible
al ver la sonrisa en tus pómulos.

Siento tus ojos que me observan
y pierdo de lleno la templanza.
Preciso más que nunca tu mirada,
aunque la esquives; es substancial.

Me hace falta para seguir viviendo,
pues sin ti, mi ímpetu se atenúa.
Amor mío, qué vacía está mi alma
si te separas un segundo de mi vera.

Hoy navegaré por tus pensamientos;
hallaré en el ardor tu amor pasional.
Gruía al rumbo hacia donde te lleve;
al continente de tus ansiados placeres.

Te conducirá por el camino seguro
para que encuentres la felicidad.
Busca algo que te alce a las estrellas;
a través de su fulgor me descubrirás.

Cuando estés sediento, recurre a mí
para darte de beber y calmar tu sed,
y si alguna vez tiene tu cuerpo frío,
échate a mis brazos que te abrigarán.