Si por un instante descubro tus manos,
la piel enseguida distinguirá su tersura.
Tendré que sentirlas para no olvidarme
aunque al rayar el alba despierte sin ellas.

¡Dónde estás que desordenas mis sueños,
y cada amanecer apresuras mi descanso!
Tienes que ser consciente de tu conducta
para no contradecir lo que se ha relatado.

Aquí perduro absorbiendo tragos amargos.
Incluso desconcertada brindando con licor,
y aun embriagada por tu ausencia sigo fiel
al amor que siempre he llevado clandestino.

Si preguntan, referirán que estoy enamorada.
Que por no hallarte se ha deslucido esta flor
deteriorando completamente su suntuosidad,
pero lucharé para que su esplendor le vuelva.

En mis facciones está visible cuanto te amo.
Y si miras mis ojos verás lagunas de lágrimas,
porque a pesar de todo deslumbras mi corazón,
y no tendrás a nadie que te ame tan leal cómo yo.