Llenaste mi vida con tu figura seductora.
No quise decir que seguía de ti enamorada;
al cruzarse las miradas lo descubriste,
supiste al momento cuanto te amaba.

Ese día sin pensarlo mi corazón te regalé,
como la gema más costosa que guardaba.
Ilusionado acogiste el obsequio,
y si desearan interceptarlo, jamás podrán.

Mantuve a tu lado abreviados intervalos,
que fueron substanciales para mí.
Las penas que acentuaron mis molestias;
desaparecieron por encanto de mi existir.

Aunque tuviera que actuar contra mi razón,
al ser un alma rebosada de amor,
nunca dejaría que siguiera en el olvido
porque seguiría fascinando mi sentimiento.